Entradas

Un General, al que tampoco le escribían

Imagen
          A don Juan Alberto Sánchez, jaureguinamente…           El general   se levantó temprano, agarró en la cocina su tarro de café y fue a sentarse en el corredor. Desde allí contempló las diez vacas, sus respectivos becerros, y entabló   conversación   con la cocinera y el administrador de la finca.   Era poco lo que tenían que decirse. Diez vacas a la vista. Las gallinas, los caballos, las parcelas de apio, frijol y maíz.   Lo poco que trasegaban para la casa del general en el pueblo. Y la visita del correo.     ¨¿Trajeron carta hoy?¨   ¨No, señor general, no trajeron carta¨.   Conversaban, igual que   ayer, antier, muchas mañanas, desde hacía más de seis meses. Había venido a temperar de los huesos y la vista; a tomar cuenta de los pocos animales que quedaban; a sembrar cosechas seguras, rendidoras;   a esperar la carta que debía llegarl...

El Balcón de Pompilio

Imagen
Pompilio vivía en una casa antigua, frente a la calle principal. En la planta baja,   una ventana de madera, con poyo y celosía. En la segunda planta, el dormitorio con un balcón sobre la calle.   A Pompilio le agradaba el balcón. Desde él podía hablar con los espíritus y ver la gente caminar. El club social quedaba en la otra acera. La iglesia, a una cuadra de la casa.   igual el cuartel y la plaza de la patria. Por la calle corría una toma de agua. En el club bailaban las señoras y señores importantes. En ocasiones venía a bailar el presidente del estado. También, el obispo, cuando andaba de visita y los socios lo atendían y le discurseaban.   En la propia calle, la toma, las piedras aplanadas, el agua de beber, los pasos de muchas almas caminando, o volando, y sus voces de   distintos tamaños y tonos.      A pesar de que la toma corría por el medio de la   calle, reducida por ese motivo a dos franjas, de hasta ocho cuadras de larg...

Ocho Presidentes

Imagen
Ocho paisanos ocuparon la silla presidencial durante el siglo veinte:    cinco militares y tres civiles. Los cinco militares fueron el General Cipriano Castro, natural de Capacho; el General Juan Vicente Gómez, nacido en La Mulera; el General Eleazar López Contreras,   oriundo de Queniquea; el General Isaías Medina Angarita, nativo de San Cristóbal, y el General Marcos Pérez Jiménez, de Michelena.   Los civiles:   Emilio Constantino Guerrero, de La Grita; Carlos Andrés Pérez, de Rubio,   y Ramón J, Velásquez, de Colón. Unos y otros representaban diferentes maneras de pensar y matar pulgas. Los gendarmes, disfrazados de patriotas y   herederos de Bolívar, una mano en el chopo y la otra   en la bandera nacional. Los otros, arengando a las masas y ofreciéndoles la luna y algo más. El juego se mantuvo por más de medio siglo.   Las consignas se cansaron; los discursos se tornaron obsoletos;    las esperanzas languidecieron de fast...

Ancianato de Ángeles

Imagen
      Existió en La Grita una   dama, de singulares rasgos femeniles y tierna bondad,   que tenía   casa grande y un solar de gallinas ponedoras. Los vecinos dieron en llamarla la niña, pues era bella, como Santa Lucía, y virtuosa como la Virgen de los Ángeles. No fue que se quedara para ¨vestir santos¨; es que no hubo varón que lograra seducirla. Era una fortaleza inexpugnable a los satanes de   la carne. Amaba en la forma   como aman las vírgenes. Por eso la llamaban ¨la niña¨.      Gobierna Castro; luego Gómez. Se habla del poder de esos generales y de las derrotas infringidas a otros generales.   Hay cornetas,   hay tambores, hay proclamas. También,   enfermedades y miseria. Las   bayonetas y los chopos no   han sido   capaces de vencerlas.   Contra la lepra, la tuberculosis, el paludismo y otras plagas perniciosas,   se estrellan los matones de oficio. Se estrellan c...

Tocar de Oído

Imagen
Cuando José ¨chocorita¨ y el ¨cotudo¨ Fermín tocaban en la plaza, hasta los ángeles bailaban. ¨ La Mano Negra ¨ era una orquesta multisápida. La integraban los dos precitados ejecutantes, el tuerto José Dolores y don Manuel ¨pajarito¨. Los llevaban a tocar a varias plazas; a varios  bautizos y portes de compadres. A  casa del Alcalde y del Gobernador.  Al propio cementerio los llevaban a tocar los días de las ánimas. Donde los buscaban allá iban. ¡Qué palos de músicos eran! Y eso que tocaban de oído. De notas, armonía, solfeo, composición, fusas, semifusas, corcheas y semicorcheas, ni una papa. Por eso no pudieron presentarse en el Teatro Municipal de Caracas. Don Domingo Moret nos explicaba que para presentarse en la capital había que comer mucha yuca. Él, por lo menos, nunca quiso ir. Podía compararse con Carreño y  el maestro Pedro Elías, pero nunca quiso ir.  Era prudente. Era sabio. Por su parte, el viejo Secundino, el fotógrafo, no se cansaba de h...

Mi Amigo Aaron

Imagen
Cuando Aarón Toledano se presentó en La Grita en su condición de médico rural, tenía el pelo negro, la mandíbula prognática y los dientes grandes y afilados. El verlo daba miedo. ¨¡Cuidado con el lobo!¨, le decían las señoras a las hijas. Además era turco, de esos que venían con las maletas repletas de quincalla, polvos olorosos y sedas importadas del Asia. Con los días,   la gente cambió de parecer. Aarón resultó ser un perro manso, amistoso, por no decir,   meloso. Se había transformado en un gritense, y como tal se le consideró a lo largo de su dilatada existencia.    ¿Que cómo lo conocí?, me preguntarán algunos, y   debo contestarles que fue en   diciembre, del año cincuenta y uno, durante las vacaciones que pasé   en mi bella ciudad.   Como era natural, aunque de medicina sólo conocía el nombre, la di por visitar el Hospital San Antonio, enfundado en pretenciosa bata de galeno. En verdad, lo hacía…por figurar. Allí topé con Aarón, ...

Los Dinosaurios de Don Germán Carias

Imagen
Dinosaurios en La Grita. Animales prehistóricos a pocos metros de la ciudad. Nos lo cuenta don Germán, periodista atildado, de limpia prosa y exacta dimensión. Lo sabe desde hace tiempo. Hace más de veinte años que lo sabe. Habíamos oído de la ¨Viga de Oro¨. De la calentura que agarró el   obispo Ramos de Lora, por los bailes vulgares y los actos impuros que vecinos descarados celebraban   frente a la ¨Capilla de la Santa Cruz del Llano¨. De la vez   que el cachaco Napoleón Guerrero, dueño de varias fincas y de muchas mansiones, se internó en ¨ La Cimarronera ¨,   y estuvo a punto de morir. Pero nunca de los Dinosaurios que existieron en La Grita y sus alrededores, de los cuales venimos a enterarnos ahora, gracias a don Germán, que Dios guarde. El   Hermano Nectario María había sorprendido a los científicos venezolanos y de otras partes del mundo,   con su Megaterio larense, que armó como un rompecabezas y exhibió en un salón inmenso del...